jueves, 24 de julio de 2014

H de Historia

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, aunque, digo yo, son más de 2.000.

Es muy curioso que arqueólogos y antropólogos se empeñen en descifrar como eran nuestros más lejanos antepasados, como vivían, su alimentación, objetos que fabricaban, armas para defenderse, etc.

Otros, los historiadores, se adentran en los hechos acaecidos en tiempos pasados, dejando su opinión sobre los acontecimientos más relevantes anteriores al hoy.

Empero, generación tras generación aprendemos bien poco de los errores del pasado, limitándonos, hasta con orgullo, de los avances tecnológicos y usando buena parte de estos avances en sistemas de represión y/o destrucción

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Tomemos un ejemplo en las masacres de Hitler, especialmente sobre el pueblo judío, pero qué pasa ahora con estos últimos con respecto a Gaza; las grandes potencias decretaron hace años donde podía existir el Estado de Israel, porque indudablemente tenían derecho a tener su propio país, pero, lamentablemente, se olvidaron del pueblo palestino que también tenían sus derechos, tan históricos como los de los judíos.

Los israelitas tienen pleno derecho a defenderse, pero no a masacrar a la población civil palestina de forma indiscriminada, porque, aunque tarde aún años e incluso siglos, les pagarán con la misma moneda.

En España también nos gusta buscarle tres pies al gato, con confrontaciones verbales agresivas que tratan de revolver el pasado, sin tener una perspectiva histórica, manipulando por un lado y otro hechos pasados y, como en ese pasado, sin ponernos de acuerdo en los verdaderos problemas del país: educación, sanidad, empleo, familia, etc., etc.

La cortedad de mira de nuestros políticos, profesores, jueces, religiones, sindicatos, etc., hacen prever que siempre andaremos dando tumbos, sin definir nunca a donde vamos ni lo que realmente queremos para este viejo pueblo.


Ahí está el rector de la Complutense, sr. Carrillo, que ha olvidado que sin la generosidad de este pueblo, a uno de cuyos sectores ofende, su padre no habría vuelto ni él gozaría de las prebendas de su cargo, que las tiene aunque no nos las diga.

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