jueves, 24 de julio de 2014

G de Genocidio

Hay que cambiar todo para que nada cambie.

En los siglos de más avances técnicos y tecnológicos, XX y XXI, donde se nos llena la boca de las palabras caridad, igualdad, etc., son, a mi modesto entender, los siglos donde más desigualdades existen y es curioso que nunca nos sintamos responsables como sociedad, mientras culpamos a los políticos, sin percatarnos que son las propias sociedades las que los elegimos.

De muy jovencillo, en esa edad donde te hierve la sangre y te rebelas contra las injusticias, pensaba que hay dos formas, al menos, de matar y sojuzgar tal como que te maten (en guerras, asesinato, etc.) y matar de hambre.

Para mis cortas entendederas, ésta última es la más sofisticada, cruel y encubierta; ha habido en el siglo pasado muchas confrontaciones, nuestra guerra civil (más bien incivil por ambos bandos, que no nos engañen), la primera y sobre todo la segunda guerra mundial, pudimos contemplar a dos de los más sanguinarios estadistas, Hitler y Stalin (de éste último no se han atrevido a hacer películas ni han entrado aún en Siberia).

Pues bien, con todos los horrores que han supuesto los conflictos descritos, entre otros acaecidos, yo preferiría un tiro y no sentir nada más que, como está ocurriendo en algunas partes del planeta, se esté perpetrando en verdadero GENOCIDIO en niños indefensos, mujeres y hombres que han tenido la desgracia de nacer en zonas pobres y abandonadas.

Occidente y algunos países asiáticos, su sociedad  y también sus gobernantes son culpables por acción u omisión de estos verdaderos crímenes, y nos limitamos a emocionarnos farisaicamente cuando la televisión nos da ciertas imágenes; además los gobernantes de esos países tercermundistas son sanguinarios y explotadores, con la connivencia nuestra, cegados por pequeñas satisfacciones materiales, limitándonos, en el mejor de los casos, a dar una limosna para acallar nuestra conciencia.

Recientemente, creo que ha sido Bolivia la que permite que, desde los 10 o 12 años, trabajen los niños, y nos hemos quedado tan tranquilos; según se basa esto en la necesidad, ello en un gobierno que quería sacar a su pueblo de la pobreza, ja, ja, ja.

Por si alguien piensa mal, le diré que yo, al menos, me siento culpable en la parte que me toca como persona que, a pesar incluso de mí mismo, he podido llevar una vida sin necesidades básicas. Pero claro, diremos, la caridad bien entendida empieza por uno mismo; sigamos mirando para otro lado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario