G de Genocidio
Hay que cambiar todo para que
nada cambie.
En los siglos de más avances
técnicos y tecnológicos, XX y XXI, donde se nos llena la boca de las palabras
caridad, igualdad, etc., son, a mi modesto entender, los siglos donde más
desigualdades existen y es curioso que nunca nos sintamos responsables como
sociedad, mientras culpamos a los políticos, sin percatarnos que son las
propias sociedades las que los elegimos.
De muy jovencillo, en esa edad
donde te hierve la sangre y te rebelas contra las injusticias, pensaba que hay
dos formas, al menos, de matar y sojuzgar tal como que te maten (en guerras,
asesinato, etc.) y matar de hambre.
Para mis cortas entendederas,
ésta última es la más sofisticada, cruel y encubierta; ha habido en el siglo
pasado muchas confrontaciones, nuestra guerra civil (más bien incivil por ambos
bandos, que no nos engañen), la primera y sobre todo la segunda guerra mundial,
pudimos contemplar a dos de los más sanguinarios estadistas, Hitler y Stalin
(de éste último no se han atrevido a hacer películas ni han entrado aún en
Siberia).
Pues bien, con todos los horrores
que han supuesto los conflictos descritos, entre otros acaecidos, yo preferiría
un tiro y no sentir nada más que, como está ocurriendo en algunas partes del
planeta, se esté perpetrando en verdadero GENOCIDIO en niños indefensos,
mujeres y hombres que han tenido la desgracia de nacer en zonas pobres y
abandonadas.
Occidente y algunos países
asiáticos, su sociedad y también sus
gobernantes son culpables por acción u omisión de estos verdaderos crímenes, y
nos limitamos a emocionarnos farisaicamente cuando la televisión nos da ciertas
imágenes; además los gobernantes de esos países tercermundistas son
sanguinarios y explotadores, con la connivencia nuestra, cegados por pequeñas
satisfacciones materiales, limitándonos, en el mejor de los casos, a dar una
limosna para acallar nuestra conciencia.
Recientemente, creo que ha sido
Bolivia la que permite que, desde los 10 o 12 años, trabajen los niños, y nos
hemos quedado tan tranquilos; según se basa esto en la necesidad, ello en un
gobierno que quería sacar a su pueblo de la pobreza, ja, ja, ja.
Por si alguien piensa mal, le
diré que yo, al menos, me siento culpable en la parte que me toca como persona
que, a pesar incluso de mí mismo, he podido llevar una vida sin necesidades
básicas. Pero claro, diremos, la caridad bien entendida empieza por uno mismo;
sigamos mirando para otro lado.
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