E de ELA (Esclerosis lateral
amiotrófica)
No voy a despreciar ninguna otra
enfermedad, pero sí manifestaré que conozco muchas, pero ninguna en la que el
cuerpo sufra un deterioro no sólo rápido sino total, dejando libre la capacidad
de comprensión, la vista o el oído, lo que ya de por sí implica más sufrimiento
que la propia parálisis a la que llega el cuerpo; lo vas percibiendo todo con
la impotencia de no poder hacer nada y la seguridad de que no existe ningún
medio de curación, operación, medicación, etc.
La gente dice que la conoce, la
enfermedad, pero solo es muy superficialmente y de oídas y así tratan de
achacar al tiempo la flojedad que sientes, o a otros motivos que no van con la
realidad.
En mi caso, como en el muchísimas
otras personas, el inicio fue lo que llaman “bulbar”, pequeñas dificultades al
hablar, al comer sólidos y sobre todo trasegar líquidos; vas poco a poco
hablando peor, comiendo peor, bebiendo con espesantes y empiezas también a
tropezar sin obstáculos aparentes.
Ahora ya no puedes hablar casi,
te atragantas demasiado (lo que implica un peligro cierto) y deciden ponerte
una sonda gástrica por donde te introducen los alimentos.
Has dejado, de esta forma, de
tener paladar, sino físicamente sí en la realidad, ya que no puedes degustar
ningún tipo de alimento ni comida; ha empezado la cuenta atrás.
Paralelamente, has comenzado a
ver que pierdes fuerza en los músculos, ahora una pierna, luego una mano y un
brazo y así sucesivamente; un buen día te vas a levantar y logras hacerlo después de varios intentos,
pierdes estabilidad, primero vas con una muleta, luego con un andador, ya que
las piernas y los pies tampoco responden bien; sufres 3 o 4 caídas, con mucha
suerte pues no te rompes nada y aún no te lo explicas (salvo una ocasión en el
hombro).
Según en el entorno en que estés,
salvo unas poquísimas personas, las demás te consideran un enfermo a medias,
máxime cuando los enfermos que te rodean son mucho más mayores que tú e incluso
algunos de ellos con alzehimer; a ti te ven relativamente joven y la gente no
entiende que “goces” de ciertas prebendas que, más que prebendas, son
necesidad.
Todo este ocurre en 14 meses,
donde no paras de pedir al cielo una “prórroga”, bien para tener oportunidad de
ver de nuevo a tu familia, bien para poder contemplar un mundial de futbol, y
así van pasando los días, con miedo a que llegue el momento en que dependas
para todo, lo cual en una persona como yo, siempre autosuficiente, resulta un
agravio más de esta asquerosa enfermedad (como bien dice una de mis hijas).
Por último, como no tienes recursos, dejas de ir a la ciudad, de contemplar a las personas normales, de ver a los niños jugar, es decir “ya no tienes vida”.
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